Los tanques de almacenamiento son esenciales para suministrar a las plantas de procesamiento los productos químicos necesarios para las operaciones y para almacenar los productos terminados. Sin embargo, la naturaleza corrosiva de este contenido puede comprometer la estructura del tanque con el tiempo y aumentar el riesgo de fugas o, en casos graves, la pérdida de contención. Las áreas clave que se deben monitorizar son la base del tanque (donde la acumulación de sedimentos puede debilitar las paredes debido a la concentración de materiales corrosivos), el techo (donde los vapores corrosivos se acumulan y pueden causar corrosión de vapor) y cualquier superficie en contacto directo con el material almacenado. La monitorización de la corrosión no intrusiva ofrece una solución eficaz para evaluar el estado de los tanques. Los sistemas instalados de forma permanente permiten monitorizar de forma continua, incluso en ubicaciones de difícil acceso, lo que reduce la necesidad de costosas infraestructuras asociadas con la inspección manual y, al mismo tiempo, mejora la seguridad y la confiabilidad operativa.