La minería y el procesamiento de minerales a menudo producen diferentes gases peligrosos, incluido el gas metano, el monóxido de carbono, el sulfuro de hidrógeno y el cianuro de hidrógeno. El gas metano, por ejemplo, es más liviano que el aire y tiende a elevarse hasta el techo de una mina o túnel, donde a menudo no se detecta. El sulfuro de hidrógeno, por otro lado, es más pesado que el aire, y generalmente se acumula en el fondo de espacios mal ventilados. Si bien tiene un fuerte olor, rápidamente anula el olfato haciendo que las posibles víctimas no lo noten. En concentraciones elevadas, estos gases tóxicos pueden ser mortales. Con el fin de proteger al personal de la exposición peligrosa, se debe supervisar continuamente el gas para detectar la acumulación de estos gases tóxicos. Los productos de detección de gas Rosemount™ se pueden colocar en una variedad de lugares dentro de una mina para proporcionar una detección precisa y confiable de gas tóxico donde sea necesario.