Las plantas de refrigeración en la industria de alimentos y bebidas mantienen los alimentos frescos durante períodos de tiempo prolongados. Estas plantas utilizan a menudo sistemas de enfriamiento basados en amoníaco, ya que es eficiente y económico para la elaboración y almacenamiento de alimentos a gran escala. El amoníaco es inflamable si se libera en un espacio cerrado con una fuente de ignición presente o si se expone al fuego un recipiente de amoníaco anhidro. Además, es altamente tóxico, ya que sobrepasa las 500 partes por millón (ppm). Es necesario contar con sistemas de detección y control de gases para detectar la presencia de amoníaco antes de que alcance una concentración peligrosa. El detector de gases tóxicos de ruta abierta Rosemount™ 936 proporciona monitorización continua para el amoníaco y cuenta con detección a largo alcance de hasta 200 ft (60 m). Los detectores de llama Rosemount 975HR detectan incendios de gases y de combustibles a base de hidrocarburos a largas distancias y poseen inmunidad elevada a las falsas alarmas.