El maíz seco se deja caer en los contenedores de remojo hasta un nivel determinado antes de añadir el líquido. El maíz polvoriento y seco se desplaza rápidamente hacia los altos y empinados tanques, lo que dificulta la medición. El nivel del maíz entrante debe medirse con precisión para evitar un llenado excesivo y dejar espacio para añadir el líquido de remojo. El dispositivo de medición debe poder medir tanto la fase seca como la líquida de la mezcla.