El amoníaco ha suscitado gran interés como combustible alternativo para el camino hacia la descarbonización del sector marítimo. Esto se debe a que no emite ningún CO2 durante la combustión.
Un problema con el amoníaco es que es altamente tóxico, inflamable y corrosivo. El compuesto constituye un riesgo para los seres humanos y el medioambiente en caso de accidente y fuga, y requiere normas de seguridad estrictas y precaución en general. El amoníaco adquiere forma líquida a -33 °C con presión atmosférica. A 20 °C, una presión de 7,5 bar es adecuada para dejar el compuesto en estado líquido.
La medición del nivel mediante el uso de radar es ideal para un compuesto como el amoníaco, ya que los dispositivos se pueden mantener sin contacto con el contenido. Sin embargo, el amoniaco puede ser un compuesto muy difícil de medir de forma fiable debido a su tendencia a cambiar entre sus estados: líquido y vapor. El radar por onda guiada es relevante si la presión es alta. La implementación de mediciones de nivel precisas y fiables es fundamental para garantizar la seguridad del proceso.